
Mucha gente me pregunta que por qué elijo Berlín en primer lugar a la lista deseable de residencia, qué tiene de especial, qué no, y eso que saben que he visitado la mayoría de las capitales europeas, aparte del típico NY o disparates como Tokio o Egipto. "Si pudiera elegir un lugar para vivir de todos los que he visitado, ése sería Berlín" digo siempre.
Me resulta muy difícil explicar el por qué, y por más que busco las razones me voy por las ramas. Quizás las encuentre allí, quizás me desencante a la semana de desembarcar, pero equivocarse es un derecho Universal y estoy dispuesto a utilizarlo sin ningún tipo de medida.
Voy para los 30 años y eso es algo que no puedo cambiar, si pudiera haber elegido cuándo nacer no hubiera sido en los principios de los 80, como tampoco habría sido en una ciudad segundona de españa, pero como especular es muy gratuito y general, lo dejaremos en que no es de mi agrado. Por lo tanto por fuerza mayor no pude vivir ni el primer esplendor de Berlin de los años 20 ( olvídate de Nueva York) como la capital de las artes ( cine, teatro, música, poesía, literatura, periodismo...) de la vida política y de la actividad social como máxima, que acabaría con el nazismo y la segunda guerra mundial, devastando la ciudad hasta el segundo esplendor, llevado a cabo por el pueblo, derribando el muro y mezclándose de nuevo en una ciudad vieja, una ciudad nueva, libre, con un futuro incierto. Una capital recobrada, pero única, sin industria, con terribles tasas de paro, en la que yo tenía 6 años, que se modernizaba y humanizaba mientras crecía como yo, y poco a poco volvía a ser la capital del mundo, un lugar agradable para vivir en armonía con un mundo desarmonioso.
Con una pizca de sensación de llegar tarde, como el que ahora se quiera ir al decadente Londres o a Irlanda, para mí la oportunidad está madura, desde que la visitara por primera vez hace casi 4 años, y desde entonces soñara con los meses que vendrán ahora.
Para intentar buscar un qué es, vamos a intentar cercarlo a través de lo que NO es. Berlín es la capital de Alemania, el motor de europa, pero a pesar de eso es un sumidero de paro, y esto es, que no hay trabajo. La gente me quita el poco crédito que me daba cuando le digo que en Berlín no hay trabajo, ¿Y para qué te vas?, me dicen, pero es que aquí tampoco hay, ni habrá, y en el desafío, en el reto está la vida. En centros industriales alemanes como Múnich o Stuttgart hay trabajo para pollos recién salidos de la facultad por 50 y 60 mil euros al año, pero yo tampoco soy ingeniero, y gente que aquí vive bien con carreras de letras como derecho, allí se muere de hambre si no habla un alemán perfecto, lo que también cierra el futuro por ahí. Como rebelándose contra este hecho, la vida en Berlín es barata. Un piso en el centro vale, con todos olos gastos derivados ( luz, gas, internet, etc) unos 500 euros, algo por lo que se consigue poco más que una habitación en Madrid o Barcelona. La compra del super vale lo mismo, se puede circular en bici realmente, y el transporte público funciona, aunque éste sí que es caro. La gente es amable, incluso para ser alemanes, y el crisol de culturas es evidente a simple vista. La vida académica es sobresaliente y se puede estudiar lo que quieras, aparte de las academias de alemán que hay a decenas.
Pero esto tampoco es el detonante de el rumbo a Berlín. Este blog va a ir de eso, de qué hay allí de especial , de hasta cuándo durará, cómo y por qué.
11 días y nos vemos en el camino.
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